sábado, 12 de marzo de 2011

¡Vamos a dominar el mundo!

Hay días en que tengo esa extraña sensación del complejo de cerebro! (¡?!?!?) Sí, ese deseo de dominar el mundo! Jajaja y es cierto, me causa mucha risa, me rio conmigo y después caigo en cuenta que todos estamos aquí para eso, para dominar el mundo, aunque no todos lo logremos, casi todo lo que hacemos diariamente va enfocado a eso…
La diferencia clave está en qué mundo queremos dominar, algunos el ambiente que nos rodea, nuestra familia, trabajo, país, etc., otros nos limitamos a una o dos personas a nuestro rededor y los más atrevidos le apostamos a dominar nuestro propio mundo interior. Sí, los más atrevidos: cuando tratamos de dominar a otros es porque o tiramos la toalla con nosotros mismos o ni siquiera queremos intentarlo… aunque lo hemos venido intentando desde que éramos pequeños: sí, tratábamos de lograr algo nuevo, pero si se hacía difícil lo cambiábamos por un berrinche con el que tratábamos de dominar al adulto más cercano…
Seguimos haciendo berrinches, pero de otro tipo. Bueno yo pretendía escribir de la historia de mi deseo de dominar el mundo, no de la teoría de que todos lo hacemos, primero creí que lo iba a hacer con las ciencias, dominé las ciencias exactas del ambiente que me rodeaba, solo para darme cuenta que había algo más que eso, razón por la que me decidí por la arquitectura, fascinante en todos sus aspectos: crea, sirve, funciona, satisface, embellece o lo pretende, enorgullece y regocija, tiene miles de características que cuando se aprecian con lo mejor de nosotros mismos pueden considerarse nuestra mejor expresión… Pero yo no lo había entendido del todo, seguía apantallada por las ciencias exactas y creía que los humanos funcionábamos en base a ellas…
Sí, yo creía que siempre que yo fuera amable y educada todos iban a responder amable y educadamente, si yo era responsable el resultado iba a ser perfectamente responsable, creía que no había lugar a dudas e incluso lo más feo que podía suceder eran un par de incógnitas… Bueno, mejor no les alargo mucho la historia, pues luchaba por dominar lo que me rodeaba, pero ni siquiera sabía cómo, decidí conocerme a mí misma y descubrí que no somos números, ni incógnitas despejables, ni signos de más y menos, ni siquiera signos de igual, aunque así debamos ser tratados… Me fasciné con la vida y cuando amanezco con esa extraña idea de reclutar a pinky, la disfruto, me causa risa, pero de satisfacción y sigo mi lucha de dominarme a mí misma, para que toda esa fuerza me permita dominar el mundo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario